RELLAM
          
          
              El paisaje de objetos desnudos que la crisis ha dejado a su paso
              no sólo sirve de testigo de los excesos del modelo productivo de
              nuestro país sino también del tipo de comunidad que este modelo
              propone. Convertida en objeto de consumo, la vivienda multiplica
              hoy su rentabilidad al vender el individualismo a través de una
              misma forma repetida. Al igual que un teléfono o unas zapatillas,
              es transmitida en masa asociada a una imagen de exclusividad para
              acabar produciendo la estandarización de la realidad construida.
              Las viviendas unifamiliares en serie son el producto estrella del
              sistema, el objeto diferencial que acaba generando un tejido
              uniforme a pesar de omitir las particularidades de la vida en
              común.
              Curiosamente, el colapso de este modelo no ha dado lugar a una
              práctica más diversa y cercana a las escuelas de arquitectura sino
              que la ha aniquilado, obligando a una generación entera de
              arquitectos a repensar su función, bien a través de nuevas
              aproximaciones o a través de nuevos lugares. Desde esta posición
              periférica, no obstante, es posible volver la vista atrás por un
              momento para construir una conversación sobre este paisaje
              inacabado. Una conversación es lo que planteamos aquí.
              El proyecto que proponemos se basa en el aprovechamiento colectivo
              de una de estas promociones inacabadas, cuyo estado final persigue
              la uniformidad rentable de la individualidad repetida, para
              convertirla en una verdadera expresión de una comunidad generada
              desde la diferencia. Aquí, el concepto de comunidad se refiere
              tanto al tipo de tejido que imaginamos como al proceso de su
              creación: en lugar de plasmar una visión individual, la
              conversación se nutre de las ideas proyectadas por doce
              interlocutores distintos, dando lugar a una arquitectura diversa
              nacida de un interés colectivo.
              Con la intención de generar una realidad paralela, la reflexión
              colectiva llevada a cabo se basa en la apropiación de doce
              viviendas inacabadas en L’Énova, una pequeña población situada a
              55 kilómetros de Valencia. Cada uno de los participantes ha
              actuado sobre una unidad con la única restricción de utilizar el
              mismo formato y los mismos ingredientes gráficos: un archivo de
              dibujo base y una fotografía. A partir de ahí, no ha habido más
              limitaciones que las de cada mirada: el tejido que imaginamos
              aparece como un reflejo latente de un modelo urbano radicado en la
              diferencia colectiva, la diversidad de opiniones y la
              participación de una generación abandonada.
              Lo que resulta más interesante de esta suma de miradas distintas
              es que, una vez colocados en paralelo, los fragmentos resultantes
              de la conversación revelan el potencial del reflejo latente cuando
              se convierte en proyecto. Las doce fotografías colonizadas no
              aparecen ya como un testigo melancólico de lo que pudo haber sido
              sino más bien como un documento que materializa un modelo posible.
              Los residuos de un sistema productivo exhausto pueden ser
              aprovechados como cimentación de un proyecto alternativo, un
              proyecto que actúa de manera pragmática sobre lo existente para
              construir lo imaginario.
              Esta realidad alternativa contempla la puesta en contacto de
              pequeños propietarios, constructores y arquitectos. En lugar de
              entenderse como un producto estándar, la vivienda aparece como un
              objeto individual sobre una base común, desarrollada de manera
              contingente para acabar produciendo un paisaje diverso e imposible
              de definir a través de grandes gestos. En el modelo que
              imaginamos, una realidad que vende la diferencia a través de la
              repetición es colonizada para producir un espacio colectivo de
              voces individuales.
            
Ficha Técnica
La cadena de cristal
              Autores:
              Andrea Gimeno, Lluís J. Liñán, Josep Vicent Lluch, Quique Bayarri,
              Sálvora Feliz, Ángel Gallego, Mayte Gómez, Marta Jarabo, José
              Mato, Beatriz Martínez, Patricia Ocaña, Tomás Pineda, Felipe Reyno
              y Jesús Vassallo.
            
2016